Nuevas revelaciones sobre el asesinato de JFK
Misterio en el avión de Kennedy
Aparecen las grabaciones del Air Force One del día que mataron al presidente

La casualidad ha hecho que en las últimas semanas
se hagan públicas diferentes grabaciones relacionadas con la última
parte de la vida del presidente John F. Kennedy. Si hace poco la
biblioteca que lleva su nombre desclasificaba diferentes documentos
sonoros, todos ellos conversaciones mantenidas en el Despacho Oval poco
antes del fatídico viaje a Dallas, estos días los Archivos Nacionales
de Washington han revelado dos horas y media de grabación en el Air
Force One, el avión presidencial, durante el vuelo que trasladó el
cadáver de Kennedy hasta la capital de Estados Unidos y en el que Lyndon
B. Johnson juró su cargo como nuevo presidente.
Hasta la fecha se contaba solamente con unos 40 y pocos minutos
conservados en los archivos de la Lyndon B. Johnson Library. Lo que
ahora sale a la luz extiende ese tiempo hasta las dos horas y 22
minutos. El documento permanecía entre los efectos personales de uno de
los asesores militares de Kennedy y Johnson, el general Chester
Clifton, fallecido en 1991. En el momento del asesinato, Clifton fue uno
de los responsables de poner en marcha la maquinaria relacionada con la
seguridad nacional que, como se ha visto posteriormente, fue uno de los
terrenos más fértiles para las futuras teorías de la conspiración.
La grabación del militar ha permanecido durante todo este tiempo en
manos privadas. Forma parte de la colección de la firma Raab
Collections, especializada en documentos y autógrafos históricos. Se
pide medio millón de dólares por las cintas originales, aunque una copia
ha sido depositada en los Archivos Nacionales y puede escucharse
íntegramente en la página web de esta institución.
El avión presidencial fue uno de los muchos escenarios del caos tras
confirmarse la muerte de Kennedy. Johnson se negaba a salir de Dallas
sin el cadáver de su antecesor, algo que provocó que los médicos de la
capital tejana no pudieran practicar, como dice la Ley, la autopsia al
presidente. Por eso, muchos han visto en los actos de Johnson una
especie de huida del lugar del crimen. Las cintas reflejan algo de todo
eso, aunque no se puede escuchar, por ejemplo, la voz de otros
protagonistas de ese día, como Jacqueline Kennedy.
En una caja pesada
El Air Force One estuvo en contacto con la Sala de Situación de la Casa
Blanca y con otro avión en el que viajaban miembros del gabinete
presidencial de vuelta de Tokio, entre ellos el secretario de Estado
Dean Rusk. Hay otro detalle interesante, como son las peticiones de
localizar con urgencia al jefe de Estado Mayor de la Defensa, el general
Curtis LeMay, uno de los más notables enemigos en el Pentágono de los
Kennedy.
Por las grabaciones podemos saber que Rusk preguntó qué había pasado
exactamente, cómo había sido asesinado el presidente. «Aparentemente
dispararon a Kennedy en la cabeza», contesta una voz masculina desde la
Sala de Situación de la Casa Blanca, añadiendo que «cayó boca abajo en
el asiento trasero del coche. Había sangre en su cabeza. La señora
Kennedy gritó “¡Oh, no!” y trató de levantar su cabeza».
En la copia sonora de la LBJ Library habían desaparecido todas las
menciones a LeMay, lo que ha abierto no pocas sospechas. Gracias a Raab
Collections y a los Archivos Nacionales ahora conocemos algo más. Uno de
los ayudantes del general, el coronel Dorman, se puso en contacto con
la Sala de Situación de la Casa Blanca, asegurándoles que LeMay estaba
volando en un avión C-140, cuyos tres últimos números eran 497 y cuyo
nombre en clave era «nieto». Dorman aseguraba en la grabación que
«quiero hablar con él. Cualquier retraso, sería demasiado tarde».
Otra de las voces en el Air Force One es Jerry Behn, responsable del
Servicio Secreto, encargado de la seguridad del presidente. A lo largo
de una conversación privada, Behn preguntaba sobre la disposición del
cadáver del presidente. Se le contestó que tras el aterrizaje el cuerpo
sería trasladado en helicóptero hasta la base naval de Bethesda, donde
se le practicó la autopsia. Una voz respondió que el cuerpo estaba
guardado en una caja pesada, por lo que aconsejaba una ambulancia en vez
de un helicóptero.
El registro sonoro también permite conocer la llamada que Johnson hizo a
Rose Kennedy para darle el pésame por la muerte de su hijo. «Rezo a
Dios para preguntarle si hay algo que pudiera hacer por usted. Quiero
decirle que estamos de duelo por usted», afirmaba Johnson. La matriarca
replicó agradecida porque «sé que usted quería a mi hijo y mi hijo le
quería a usted».
Lo que no se recoge en las cintas es un hecho llamativo. Sentada entre
ese caos, Evelyn Lincoln, la secretaria de JFK, redactó para ella una
hoja con los posibles sospechosos del asesinato. Hay muchos nombres,
como el KKK, Nixon, Diem, Hoffa o la CIA, pero quien encabeza este
peculiar listado es «Lyndon».
«No hay final»
La lista de los sospechosos contiene una nota. Evelyn Lincoln escribía
en ella que «no hay final para una lista de sospechosos de conspirar en
el asesinato del Pres. Kennedy. Muchas facciones tenían motivos para
desear la muerte del joven presidente». El manuscrito se subastó esta
semana.

Envía esta noticia a un amigo